Antes no me gustaban los domingos. Ahora me gustan. Me gusta sumergirme en un profundo silencio cuando ya es de noche y se eleva la luna por el este.
Antes creía que podía sonreír muy poco.
Y el domingo era el día más triste de toda la semana.
Hoy recorrí las mismas calles que anoche, y volví a pensar en el cadáver exquisito. Ya se ha vuelto un tema recurrente cuando voy por esa calle y vuelvo por el boulevard.
Pensé que con vos también habíamos escrito un cadáver exquisito. Pensé en que te gustan los gatos y el mate amargo.
Quiero llamarte por teléfono. Es todo.
Y pensar que antes no me gustaban los domingos.
Suena Velvet.. "Qué más quiere? qué mas quiere?" dijo el poeta.
20/4/08
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