1/7/08

Todos los miedos

Quería guardar licuado de banana en el ropero. Pero no sé bien por qué la noche anterior habían traído una bolsa llena de ladrillos y madera balsa. Alguna construcción imposible seguramente tendría lugar.
Te podría jurar por la televisión que nunca vi algo como lo que vi esa noche.

La comida es bastante mala. Pero no tengo mucha hambre. Creo que bajé varios kilos por eso del ayuno.

Antes de que un fracaso me quite este momento de gloria me mato.

Isabel sabe. Sabe lo que siempre busqué en los almohadones del living. Pero estoy tan cansado... que siento cómo cada uña, cada pelo de mi cabeza y mi barba crecen. Y entonces sonrío. Sí, sonrío con una sonrisa por demás estúpida. Ella lo sabe. Yo me lo pregunto.

Afuera sale el sol. Otro día. La cuenta que sigue, el reloj que avanza.

Se despidieron así como si nada, de mí, todos los miedos.

1 comentario:

MAÍTA dijo...

increíblemente genial, me gustan mucho todos.