Hace cinco días que no me baño. Tirado horas contra la pared, con el sweater a rayas rojas y negras, los jeans gastados y las Topper rotas, infaltables.
Carezco de lo que se llama una moral, pero eso no me impide juzgar a la gente. De ninguna manera.
A veces me duermo sentado y despierto al otro día, en una niebla confusa que disipo con la primer pitada. Pienso que en los ascensores se tendría que poder fumar, y estos debiesen tener un dispositivo elpéctrico que evaqúe el aire viciado, o bien lo envicie más aún.
Las referencias sensoriales son falsedades instantáneas.
Pero como llegué esa mañana, fue totalmente distinto. Me acerqué a la puerta...
(Sigue en el próximo post)
19/8/08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario